letzte Änderung am 27. Sept. 2002

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Evo Morales in Bolivien: Neue Linke oder neue politische Akteure?

(Zusammenfassung)

Der Wahlerfolg der Bewegung zum Sozialismus (MAS) in Bolivien hat bei vielen internationalen Analysten dazu geführt, von einer neuen Linken zu sprechen, deren Kandidat (und Begründer) der Kokabauer Evo Morales völlig überraschend die zweitmeisten Stimmen bei der Präsidentschaftswahl erhalten hat (20,94%). Morales war nach der letzten Wahl Abgeordneter der Vereinigten Linken gewesen. Berühmt im Lande wurde er durch die Aberkennung des Mandats wegen Aurufen zur Gewalt. Im letzten Wahlkampf war er besonders populär durch seine Weigerung an einer Debatte der Präsidentschaftskandidaten teilzunehmen mit der Begründung, er setze sich lieber mit der wirklichen Regierung auseinander - der amerikanischen Botschaft.

Schaut man sich aber die politischen forderungen der MAS an, so wirken sie weit eher traditionell links: ein demokratischer Volksstaat, nationale Souveränität, Kampf gegen Hunger und Repression. Und ein Blick auf seine engsten Berater zeigt dies - allesamt kommen von den grossen traditionellen Parteien der politischen Linken Boliviens, der KP, der Revolutionären Arbeiterpartei, der Sozialistischen Partei.

Was der wesentliche Grund dafür ist, dass Morales die tradierte politische Landschaft Boliviens unglaublich durcheinandergewirbelt hat, ist weniger eine neue Politik, als das Erscheinen neue politischer Akteure, die die MAS unterstützen. Denn: Die MAS ist keine politische Partei, hat keine besonders feste Strukturen - schon gar nicht die traditionellen linken, sondern ist eine Bewegung im Wortsinne. Eine Bewegung, die vor allem - zumindest kollektiv - zwei bisher wenig präsente Teile der Bevölkerung zur politischen Aktion brachte: Die Landbevölkerung inklusive der Kleinbauern und die städtische Mittelschicht. War das Zentrum der Mobilisierung der letzteren vor allem der Kampf gegen den Ausverkauf des Landes und die Korruption, so war es auf dem Land der Kampf für Agrarreform, für die sichere Nutzung von Land, das traditionelles Gemeineigentum ist - und gegen den Krieg der Regierung (und der USA) gegen die Kokabauern.

Jetzt steht die MAS mit 35 Abgeordneten im Parlament - und diese machen bisher den Eindruck, sich konsequent für die Interessen jener einzusetzen, die sie gewählt haben. Und waren die indigenen politischen Kräfte während der Parlamentswahl noch gespalten, so hatte Felipe Quispe, der einflussreiche Sprecher der Aymara des Hochlandes, seine Kräfte bei der Präsidentschaftswahl hinter Morales gesammelt - beim bekannt schlechten persönlichen Verhältnis der beiden nicht unbedingt zu erwarten.

Es wird sich noch zeigen müssen, ob die MAS in der Lage ist, die Ergebnisse dieses historischen Ereignisses zu konsolidieren - ohne eine feste Organisation zu haben. Und dem wütenden Druck der Regierung zu widerstehen, die als ersten Schritt die Verschärfung des Kampfes gegen die Coca-Plantagen ankündigte...


Evo Morales en Bolivia:

Nueva izquierda o nuevos actores politicos Jenny Gruenberger*

En los últimos meses, muchos analistas internacionales sostuvieron que el líder cocalero boliviano Evo Morales y su grupo político Movimiento al Socialismo (MAS) representan una nueva izquierda.

Recordemos que Morales surgió como uno de los más prominentes líderes campesinos del trópico cochabambino y que, durante el anterior gobierno de Hugo Banzer, obtuvo un escaño en el Congreso como diputado uninominal por la Izquierda Unida. Luego fue expulsado por supuestas actividades de instigación a la violencia. Este hecho hizo suponer a algunos que allí terminaría la carrera política del dirigente cocalero. Sin embargo, a inicios del nuevo proceso electoral boliviano, Morales reapareció al frente del MAS realizando una intensa campaña con relativamente pocos recursos económicos, que se caracterizó por su abierta oposición al neoliberalismo y un claro discurso a favor de la soberanía y la dignidad nacional.

En este contexto, sus posiciones estuvieron marcadas por una constante crítica a Washington y a las venias de los partidos tradicionales frente a la embajada americana. Posiblemente uno de los momentos en que Morales atrajo la mayor atención internacional fue cuando sostuvo que, antes de un debate entre presidenciables, prefería un encuentro público con el embajador de Estados Unidos en La Paz, Manuel Rocha, quien en realidad manejaba a Bolivia. Estas declaraciones hicieron que muchos lo vieran como una nueva izquierda, cuestión que ahora puede ser analizada con más detenimiento, al contarse con más información y al haberse acallado el enfrentamiento electoral.

Si recordamos que la lucha por el poder, para transformarlo y lograr que esté al servicio de las mayorías nacionales y no de unas cuantas familias que sirven al capital transnacional, siempre fue una propuesta de la izquierda radical, puede decirse que Morales es de izquierda. En este sentido, los comunicados del MAS centran sus propuestas en la construcción de un Estado para el pueblo, basado en nuevas estructuras donde las personas se constituyan en activos participantes del desarrollo.

Es más difícil lidiar con el adjetivo de "nueva" izquierda, principalmente porque los principales asesores de Morales provienen de la izquierda más antigua del país, entre los que se encuentran ex militantes del Partido Comunista y del Ejercito de Liberación Nacional, del Partido Obrero Revolucionario y del Partido Socialista, sólo para citar los más importantes.

En realidad el "fenómeno Evo" responde a diferentes causas que no son nuevas, aunque se han acentuado en los últimos tiempos: el hambre, la incertidumbre, la cotidiana violación de derechos humanos, brutal en la región del Chapare donde ha actuado Morales así como en muchas otras zonas rurales de Bolivia.

Pero el apoyo a Morales ha captado a otros sectores. En efecto, el resultado de las elecciones muestra que el MAS logró el 20, 94% de la votación, conquistando un primer lugar en La Paz, Cochabamba, Oruro y Potosí, lo que le permitió contar con una importante bancada parlamentaria compuesta por 35 legisladores. Sorpresivamente, Morales fue el segundo candidato más votado, desplazando al tercer lugar al favorito de las encuestas, Manfred Reyes, y poniendo en jaque a todo el sistema político boliviano.

Por lo tanto el MAS no sólo contó con el apoyo de sectores campesinos, además logró articularse con una "bronca" de la clase media progresista, que quisiera que se detuviera la entrega del país a los intereses transnacionales, en especial sus riquezas hidrocarburíferas, pero también la corrupción, el nepotismo, etc.

En este sentido, el programa del MAS también rescata muchos de los planteamientos de la izquierda tradicional. Entre las principales propuestas programáticas del MAS, se destacaron la redistribución de la tierra, la recuperación de los recursos naturales que fueron vendidos a empresas transnacionales, la defensa del cultivo de la coca en tanto que elemento fundamental de las culturas originarias y además como una de las alternativas viables para enfrentar la pobreza, la transformación de los poderes del Estado en instrumentos al servicio del pueblo, la reforma del ejército y la policía para que las armas estén al servicio del pueblo y la Asamblea Popular Constituyente, formada por representantes de las organizaciones sociales.

Entonces, es posible que el calificar al MAS de "nueva" izquierda pudiera justificarse por la inexistencia de un partido y la presencia de nuevos actores sociales. En este sentido, el MAS es un movimiento cuya organización ni se reclama partidaria ni cuenta con una estructura similar a la de los partidos tradicionales de izquierda. Por otra parte, los actores protagónicos del MAS son los campesinos, mientras que para la izquierda ortodoxa la clase obrera sigue constituyéndose en la única que podría conducir al socialismo. Sin embargo, ese análisis también puede ser replicado por el hecho de que en Bolivia aún existen muchos territorios que se utilizan de manera comunitaria y la mayor parte de los movimientos campesinos e indígenas reclaman el acceso colectivo a la tierra.

Estas controversias hacen difícil afirmar que el MAS sea la expresión de una nueva izquierda, pero lo que si es evidente es que nuevos actores han entrado en la escena de la política oficial boliviana. El Poder Legislativo ahora se parece más a la Bolivia de verdad, con sus desigualdades sociales y diversidad cultural. Lo que queda por verse será el papel que jueguen estos nuevos actores, que por ahora están dispuestos a luchar por las demandas de sus bases a través de la actividad parlamentaria, sin por ello dejar de utilizar la acción directa, el bloqueo de caminos, las marchas y las huelgas, cuando sea necesario.

A pesar de la fuerza que han cobrado los movimientos de origen campesino y de la similitud de sus demandas, la unión entre los dos principales dirigentes de estos movimientos no pudo hacerse realidad. Las relaciones entre Morales y Felipe Quispe, el líder aymara de mayor importancia en el Altiplano boliviano, no fueron muy afortunadas. Aunque sus bases así lo desearon, la unidad de ambos movimientos no siempre estuvo presente durante las constantes movilizaciones campesinas de los últimos años, ni tampoco frente al proceso electoral. Sin embargo, la gente de Quispe, más conocido como el Mallku --que en aymara quiere decir "autoridad"-- finalmente sumó sus votos en la elección congresal para que Evo fuera Presidente de Bolivia.

Morales y el MAS cuentan ahora con una fuerte presencia parlamentaria, han legitimado la presencia de los campesinos e indígenas en un nuevo plano de la escena política boliviana y han puesto en nuevos términos discusiones como la venta del gas natural. Morales no ha logrado obtener la presidencia, pero cuenta ahora con la posibilidad de convertirse en un actor clave desde el parlamento, donde muchos tienen la esperanza que ese rótulo de "izquierda" se transforme en un ejercicio legislativo responsable en cuestiones clave como el control y seguimiento de la gestión del ejecutivo. Las viejas prácticas de los arreglos parlamentarios para limpiar acciones del gobierno deberían quedar atrás, y además deberían asomar nuevas prácticas para abordar leyes sobre temas de fondo que hacen a la realidad boliviana. En esa práctica el MAS debería mirar con menos impotencia el futuro, ampliar y fortalecer sus fuerzas, y generar propuestas concretas de cambio.

Sin embargo, la fuerza del MAS y su capacidad de consolidar el apoyo de quienes votaron por él es algo que todavía no está dicho. Muchos se preguntan cómo se lo logrará sin contar con una estructura organizativa capaz de conducir la bronca general hacia cambios concretos. Además, el nuevo gobierno, no bien tomó posesión, comenzó una fuerte campaña de desprestigio contra de los productores de coca y a favor de la erradicación, enfrentándose a la posición del movimiento campesino que promueve la paralización de la destrucción de los cocales.

Jenny Gruenberger es una analista boliviana, miembro de Prodena, e investigadora asociada de CLAES.

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